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Impresionante desde que hacía su entrada a la cancha: Periódico “El Porvenir”

El que piense que a un “buen” equipo se le debe (o se le puede) manejar como a cualquier equipo, está equivocado. Un ejemplo de eso es el América. Los americanistas han buscado siempre mantener su propia identidad frente al resto de los equipos y eso le ha producido “imagen”. Como las buenas cualidades en las personas no pueden verse físicamente, se requiere impresionar, hacerse sentir, llamar la atención con el resalte de los atributos visibles. El América, por eso, ha tratado siempre de sostener un cuadro de vanguardia.

A propósito de eso, nos acordamos ahora de cuando los Jabatos (un equipo cien por ciento popular, pero no “vulgarizado”), entraron a la gran lid del fútbol nacional con sus camisetas y calzoncillos verdes, allá en los mediados de los Sesentas. Para empezar, era un conjunto impresionante desde que hacía su entrada a la cancha.

Todos, al lanzar su primer saludo a las tribunas con el brazo en alto desde el redondel central del campo de juego, se veían altos, fornidos, robustos, igual que unos superdotados. Desde Franco, el defensa, Ramos, Bobo Rodríguez, Polo Barba, Alvarez Crespo, Chiturris, Portales.

El más chaparro entre ellos mostraba la complexión nervuda del heroísmo nativo. Igual que los policías de Nueva York, que deben ser altos para poder ser aceptados en el Cuerpo e imponer orden en la ciudad.

Los Jabatos – igual que ahora el América – imponían su estampa al entrar a la cancha. Y el rival al verlos, perdía antes que nada su primera batalla, la más importante – la de la apariencia física, viéndose luego en notoria desventaja, a no ser que valiese como genio del balón lo que le faltaba en la dimensión banal pero importante de los centímetros de estatura.

El América – igual que antes los Jabatos – es un grupo sujeto a error y a equivocación, pero con una fuerte voluntad de victoria. Que no traiciona a ninguna afición sea donde sea. Que sale a jugar con ganas al fútbol: que no se “azorrilla” ante ningún enemigo. Que no busca empates ni juega con el calendario.

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